Ir al contenido principal

Entradas

Francisco Bernabé Madero

El viejo Madero apoyó la cabeza en sus rugosas manos fuertes, sobre el escritorio del general Roca. Aquel 21 de diciembre de 1885 se acababa de retirar del despacho presidencial ese personaje que era Estanislao Zeballos, que había acudido a recabar del vicepresidente a cargo del Poder Ejecutivo algunos datos para escribir un trabajo sobre la revolución de los Libres del Sur en el diario La Prensa. Su memoria le hizo dar un largo recorrido. La revolución del Sur ¡Aquellas galopeadas, aquellos fríos, pajonal y pajonal, cañadón, escarcha y horizonte! Desde julio del 39 anduve recorriendo Monsalvo y los Montes Grandes para arreglar que la gente estuviera lista el día de la rebelión. Leguas y leguas a uña de caballo, con esos vientos que cortan la cara y vigorizan el espíritu, entre los espartillares y juncales del Tuyú, con el agua dando en las caronas, las patas encogidas para no mojarse. Lavalle le había escrito a Pedro Castelli, su antiguo compañero de armas, para que encabezara el alza
Entradas recientes

El destino es chambón

De como Juan Pedro Rearte hizo su entrada en el siglo XX El discutible principio popular de que «no hay dos sin tres» nunca fue más objetable que en el caso de Juan Pedro Rearte. Este viejo criollo, que había sido durante quince años cochero de la Compañía de Tranvías Ciudad de Buenos Aires, se fracturó una pierna hacia fines de la centuria pasada. Fue el suyo un accidente alegórico de fin de siglo: el tranvía que dirigía se llevó por delante la última carreta de bueyes que cruzaba las calles del centro. En «El Diario» de Láinez se destacó este episodio urbano como un postrer incidente de la lucha entre la Civilización y la Barbarie, y así, en virtud del descuido que le impidió detener los caballos de su coche en la barranca de la Calle Comercio ( Humberto I ), Rearte fue investido por el anónimo cronista, del carácter de símbolo del Progreso. El involuntario agresor de la última carreta tucumana fue llevado al Hospital de Caridad, en una de cuyas salas aguardó, con la paciencia

La Gallina Degollada

Todo el día, sentados en el patio en un banco, estaban los cuatro hijos idiotas del matrimonio Mazzini-Ferraz. Tenían la lengua entre los labios, los ojos estúpidos, y volvían la cabeza con la boca abierta. El patio era de tierra, cerrado al oeste por un cerco de ladrillos. El banco quedaba paralelo a él, a cinco metros, y allí se mantenían inmóviles, fijos los ojos en los ladrillos. Como el sol se ocultaba tras el cerco, al declinar los idiotas tenían fiesta. La luz enceguecedora llamaba su atención al principio, poco a poco sus ojos se animaban, se reían al fin estrepitosamente, congestionados por la misma hilaridad ansiosa, mirando el sol con alegría bestial, como si fuera comida. Otras veces, alineados en el banco, zumbaban horas enteras, imitando al tranvía eléctrico. Los ruidos fuertes sacudían asimismo su inercia, y corrían entonces, mordiéndose la lengua y mugiendo, alrededor del patio. Pero casi siempre estaban apagados en un sombrío letargo de idiotismo, y pasaban todo el día

Biografía del Gral José María Bustillo

Nació en Buenos Aires el 18 de Octubre de 1816, é ingresó al ejército en el año 1840. El 3 de Abril del año 1840 emigró al Estado Oriental, junto con el Señor General Don José Mª Paz y algunos otros. Llegado a la Banda Oriental se dirigió a Montevideo dejando al General Paz en la Colonia, y sé presentó inmediatamente a la comisión argentina para formar parte de una expedición, que en esos momentos se organizaba con destino al ejército libertador que, a las órdenes del General Lavalle se encontraba a sazón en la Provincia de Entre Ríos. En los primeros días del mes de Mayo de 1840, salió la expedición en tres buques a cargo de Don José Lavalle, hermano del General, y llegaron a Punta Gorda el 8 de Junio del mismo año. Después de la batalla del «Sauce Grande» el 16 de julio de 1840, y cuando el General Lavalle pasó el Paraná, resolvió seguir al General Paz que en esos momentos se encontraba también en el Diamante « P. Gorda» y se dirigía a Corrientes a formar un nuevo ejército. Adm