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Mostrando las entradas de abril, 2018

Francisco Bernabé Madero

E l  vie jo  Mad ero  ap oyó  l a  cab eza  e n  s us  rugo sas  man os  fuer tes,  sob re  e l  escri torio  d el  gene ral  Ro ca.  Aqu el 21  d e  dicie mbre  d e 1885  s e  acab aba  d e  reti rar  d el  desp acho  presid encial  e se  perso naje  q ue  e ra  Estan islao  Zeba llos,  q ue  h abía  acud ido a  reca bar  d el  vicepre sidente a  car go  d el  Pod er  Ejecu tivo  algu nos  dat os  pa ra  escr ibir  u n  trab ajo  sob re  l a  revo lución  d e  l os  Lib res  d el  S ur  e n  e l  dia rio  L a  Pre nsa.  S u  memo ria  l e  hi zo  d ar  u n  lar go  recor rido. L a  revo lución  d el  S ur ¡ Aque llas  galop eadas,  aque llos  f rí o s,  pajo nal y  pajo nal,  c añ a dón,  esca rcha y  horiz onte!  Des de  jul io  d el 39  and uve  recorr iendo  Mons alvo y  l os  Mon tes  Gran des  pa ra  arre glar  q ue  l a  gen te  estuv iera  lis ta  e l día  d e  l a  reb elión.  Leg uas y  leg uas a uña  d e  caba llo,  c on  es os  vien tos  q ue  cor tan  l a  ca ra y  vigor i

Existe un hombre que tiene la costumbre de pegarme con un paraguas en la cabeza

Existe un hombre que tiene la costumbre de pegarme con un paraguas en la cabeza. Justamente hoy se cumplen cinco años desde el día en que empezó a pegarme con el paraguas en la cabeza. En los primeros tiempos no podía soportarlo; ahora estoy habituado. No sé cómo se llama. Sé que es un hombre común, de traje gris, algo canoso, con un rostro vago. Lo conocí hace cinco años, en una mañana calurosa. Yo estaba leyendo el diario, a la sombra de un árbol, sentado en un banco del bosque de Palermo. De pronto, sentí que algo me tocaba la cabeza. Era este mismo hombre que, ahora, mientras estoy escribiendo, continúa mecánica e indiferentemente pegándome paraguazos. En aquella oportunidad me di vuelta lleno de indignación: él siguió aplicándome golpes. Le pregunté si estaba loco: ni siquiera pareció oírme. Entonces lo amenacé con llamar a un vigilante: imperturbable y sereno, continuó con su tarea. Después de unos instantes de indecisión y viendo que no desistía de su actitud, me puse de