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Mostrando las entradas de mayo, 2018

Francisco Bernabé Madero

E l  vie jo  Mad ero  ap oyó  l a  cab eza  e n  s us  rugo sas  man os  fuer tes,  sob re  e l  escri torio  d el  gene ral  Ro ca.  Aqu el 21  d e  dicie mbre  d e 1885  s e  acab aba  d e  reti rar  d el  desp acho  presid encial  e se  perso naje  q ue  e ra  Estan islao  Zeba llos,  q ue  h abía  acud ido a  reca bar  d el  vicepre sidente a  car go  d el  Pod er  Ejecu tivo  algu nos  dat os  pa ra  escr ibir  u n  trab ajo  sob re  l a  revo lución  d e  l os  Lib res  d el  S ur  e n  e l  dia rio  L a  Pre nsa.  S u  memo ria  l e  hi zo  d ar  u n  lar go  recor rido. L a  revo lución  d el  S ur ¡ Aque llas  galop eadas,  aque llos  f rí o s,  pajo nal y  pajo nal,  c añ a dón,  esca rcha y  horiz onte!  Des de  jul io  d el 39  and uve  recorr iendo  Mons alvo y  l os  Mon tes  Gran des  pa ra  arre glar  q ue  l a  gen te  estuv iera  lis ta  e l día  d e  l a  reb elión.  Leg uas y  leg uas a uña  d e  caba llo,  c on  es os  vien tos  q ue  cor tan  l a  ca ra y  vigor i

Cosa ’e Mandinga

El director de la revista me llamó a su despacho. Se estaban por cumplir los años de la muerte del Dante, y me encargó una nota evocativa. Muerto el escritor, y con lo complicado que suele ser encontrar a los descendientes, decidí llevar a cabo una nota en el mismo infierno, dado que sospechaba que entrar al paraíso me sería más difícil. Un buen periodista siempre encuentra los medios para conseguir las notas. El plan era sencillo, primero debía merecer el infierno, y luego programar un operación, ya que en el postoperatorio todos relatan haber muerto. Me tomé una semana para hacer algunos pecados, por las dudas, y me hice suscribir en una de las empresas de medicina prepaga más caras del momento. Antes de la consulta, me desvelé pensando cómo decirle al médico que lo que yo quería era operarme. Pero apenas entré, el doctor, sin levantar la vista del plan que yo pagaba, me propuso alguna operación que yo acepté de buen modo. Después de la anestesia, entré en seguida por un

El Capitán

Las olas hacen crujir las maderas del barco. En la bodega se siente un olor ácido que indica que hay alimentos en mal estado. Pero igual se comerán. No son lo único que está mal a bordo. El capitán ha envejecido y pareciera que los años corrompieron su espíritu. Se dio en nuestro jefe la situación inversa a lo que suele ocurrir en las personas con responsabilidad de mando, a quienes, cuando les abandona lentamente el cuerpo, les llega la gracia y el poder de la sabiduría. Él, en cambio, sustenta su poder con su mal humor y el respeto que se supo ganar cuando fue el mejor guerrero de la "Armada Invencible". Pero la armada fue vencida mientras él se reponía en Cádiz de una herida mutilante. Al recibir la noticia se levantó violentamente sin atender a su lesión, deseaba que ésta le proporcione un dolor más fuerte que el dolor de la culpa. Y cambió para siempre. De soldado del Rey, devino en capitán de un barco mercante. De ofrendar su vida a la Patria, pasó a s